Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.
Escrito por Luz Marina Carpio Hernández
Un hammam en casa es una inversión que rinde frutos a favor de la higiene y la salud, tanto física como emocional. Estas salas de baño hace rato dejaron de ser exclusivas de clubes y spas para incluirse en las viviendas de quienes buscan momentos de relajación.
Diferente a lo que sucedía en Oriente Medio, lugar en el que surgieron las duchas turcas, en la actualidad los hammam no se ciñen solo a encuentros sociales, sino que son preferidos para ratos en solitario, en especial en el hogar.
Hammam, hamam o hamán son las maneras de referirse a esta clase de baño turco. Consisten en una sauna con temperaturas que no rebasan los 48 °C, debido al sistema de vapor y el calor húmedo. Estas salas ofrecen ventajas terapéuticas; de ahí que algunas personas decidan adaptar sus baños convencionales al estilo hamán.
El objetivo es aprovechar las sesiones en la cabina de vapor, activada a través de un generador. Luego, pasas a la fase de relajación por humedad y culminas con una ducha de agua fría. Al ser herméticos, los hamames concentran la humedad y el aire se condensa en las paredes.
Es recomendable que antes de entrar hidrates el cuerpo con agua fría. De 15 a 30 minutos es el tiempo máximo que se sugiere dentro de un hammam.
El agua es esencial para la salud y el bienestar. Un artículo del Instituto Nacional de Salud Pública de México destaca que en el cuerpo no hay función que pueda desarrollarse sin agua, que esta regula la temperatura, que lubrica las articulaciones y que tiene efectos en el funcionamiento del cerebro.
Dentro de un baño turco, gracias al calor y la humedad, es posible servirse de todos esos beneficios, más los que mencionamos a continuación.
Los baños calientes como los hamames se consideran «termoterapéuticos», ya que incrementan tanto la temperatura como el fluido de sangre por los tejidos. De este modo, provocan acciones antiinflamatorias y analgésicas, como lo explica el análisis «técnicas hidroterápicas».
Durante el periodo, el vapor contribuye con el alivio de los malestares. La Clínica Mayo resalta que aplicar calor en la ducha, con compresas, con bolsas térmicas, entre otros, minimiza los calambres menstruales.
Tomar un baño en el hamán puede contribuir al alivio de las tensiones y el estrés. El calor, sumado a la humedad, favorece la relajación de los músculos. Además, provoca un efecto relajante que se ve reflejado en el bienestar emocional.
Una investigación sobre el descanso reparador reveló que las personas privadas de sueño parecen menos saludables, menos atractivas y más cansadas, comparadas con quienes sí duermen bien.
Los baños tibios son recomendados para el buen dormir. De acuerdo con un trabajo difundido por Reseñas de Medicina del Sueño, el calentamiento corporal pasivo mediante una ducha o un baño tibio antes de acostarse mejora el descanso.
Los vapores de un hammam en casa convienen para mejorar la apariencia cutánea. Durante el baño, la dilatación de los poros estimula los tejidos y optimiza la limpieza de la piel. Entre otras cosas, prepara la dermis para recibir nutrientes que contribuyen con su lozanía y su suavidad.
La vaporización de un hammam es de carácter expectorante, lo que resulta útil en cuadros de resfriados y de tos. Además, el calor de los baños turcos favorece la descongestión nasal, alivia el malestar de garganta y es bueno para los pulmones.
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Hay factores que necesitas tener presente para instalar un hammam en casa; el principal es el espacio apropiado. Aunque no es imprescindible gran amplitud, sí lo es contar al menos con la longitud pertinente para los accesorios, como un asiento y un toallero, por ejemplo.
Solicita la asesoría de expertos en el diseño de estas cabinas para que quede funcional y bonita. El profesional señalará si hace falta una remodelación profunda, así como los siguientes aspectos:
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El contexto dentro de un hamman es importante para que adquiera el toque terapéutico. Puedes añadir luces tenues o LED, ya que algunos estudios acentúan los efectos relajantes de la iluminación, sobre todo después de sesiones de estrés.
También es beneficioso la incorporación de plantas con fragancias como el eucalipto o el romero; si prefieres lleva alguna esencia aromatizante. La música es otro complemento en los baños turcos, arma listas de reproducción con melodías suaves. Con el ambiente a tono, solo resta disfrutar del baño.
Durante milenios, la sauna se ha utilizado con multitud de finalidades. En este artículo podrás conocer los beneficios de la sauna para la salud.
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.
Escrito por Luz Marina Carpio Hernández
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