Así es el primer jardín botánico que tuvo el noroeste de España
Fue el primer jardín botánico abierto en la mitad noroeste de España. 19 años ha cumplido este 2022 y su 20 aniversario ya se atisba en el horizonte. Hablamos del Jardín Botánico Atlántico, uno de los proyectos más interesantes de la ciudad de Gijón.
En sus 25 hectáreas, de las que 19 son visitables, se conservaron dos bosques naturales que habían sobrevivido a la expansión urbana de la capital de la Costa Verde: la Aliseda del río Peñafrancia y la Carbayera de El Tragamón, un bosque de robles centenarios declarado Monumento Natural.
La visita al Jardín Botánico Atlántico, situado en las inmediaciones del campus universitario y la Universidad Laboral, permite conocer la flora y vegetación de los territorios atlánticos, ya que cuenta con más de 30.000 plantas y hasta 2.000 especies diferentes.
Las colecciones de plantas vivas están organizadas en torno a cuatro áreas temáticas, con el océano Atlántico como hilo conductor: el entorno cantábrico (que recrea bosques y hábitats de alta montaña y costeros), la factoría vegetal, el Jardín de la Isla (un jardín romántico de finales del siglo XIX que integra flora y agua) y el itinerario atlántico (con paisajes vegetales de ambas orillas del Atlántico Norte, como, por ejemplo, los bosques templados de Europa).
Dos colecciones más completan el jardín: el Banco de Germoplasma (que conserva semillas de especies para la conservación de flora en Asturias) y el Herbario (interesante el material histórico que se conserva del botánico español Manuel Laínz).
Son tres los recorridos recomendados por el Jardín Botánico Atlántico para los visitantes: uno corto (de menos de 900 metros), uno largo (de algo más de 2 kilómetros) y la llamada Ruta de los Bosques Naturales, una ruta señalizada con hitos de más o menos un kilómetro y que es la estrella del jardín. En la ruta se recorre el bosque del Cuélebre, la carbayera del Tragamón y la aliseda y la pradera.
El Jardín Botánico Atlántico cuenta con itinerarios adaptados para personas con movilidad reducida y también con espacios para los más pequeños de la casa, como el Bosque del Cuélebre o el laberinto de laurel. Además, es posible merendar en la zona habilitada de la Pradera del Itinerario Atlántico y en la carbayera del Tragamón y hay algunos puntos de observación de aves.
Otro de los espacios más especiales es la Quintana de Rionda, una recreación de una casería rural tradicional asturiana, compuesta por la casa, la cuadra, el llagar, el molino y la panera y que hoy sirve de espacio expositivo. También hay un pabellón expositivo dedicado al científico Carlos Linneo.
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Hasta los 11 años, la entrada es gratuita y de 12 a 26 años y mayores de 65, de 1,80 euros; 2,90 para los adultos. En verano cuenta con proyecciones cinematográficas y su famosas Noches mágicas, protagonizadas por seres mitológicos asturianos. Así que cuidado con los trasnus y la xana…
Las termas romanas se extienden bajo el suelo de la iglesia de San Pedro y su plaza añeja, y muestran, museizadas, las distintas dependencias de las que hacían uso los romanos que habitaron la Gigia de entonces, hace dos mil años. El visitante puede recorrer las distintas zonas, entre otras la sauna circular o sudatio, la sala fría o frigidarium, el hipocausto o zona de columnas y pilares, o el sistema de calefacción del que se disfrutaba en dicha instalación. Esta interesante muestra se completa con la explicación del desarrollo del Gijón romano y su muralla, construida en esa misma época.
El Cerro de Santa Catalina, punto defensivo de la ciudad desde el siglo XVIII, es uno de los lugares imprescindibles que hay que visitar en Gijón. Desde allí se avistan, en días despejados, la lejana Sierra del Sueve y los Picos de Europa. Culminando el cerro, el icónico monumento de Eduardo Chillida, el Elogio del Horizonte, emblema de Gijón, desde cuyo centro se escucha perfectamente el sonido de las olas del Cantábrico que rompen en los escarpados acantilados.
Concebido inicialmente como orfanato minero en los años 50 del pasado siglo, su evolución derivó hacia una grandiosidad que le hizo ser la primera Universidad Laboral de toda España. Su inmenso patio, su impresionante torre del reloj, su capilla de planta elíptica (la segunda más grande del mundo), sus innumerables plazas y estancias, su teatro, la sala de pinturas, etcétera, dejarán al visitante absorto, asimilando tanta grandeza arquitectónica.
Un bosque con especies centenarias y declaradas Monumento Natural, como son La Carbayera y El Tragamón, jardines llenos de especies arbustivas, florales y arbóreas, y una antigua quinta decimonónica conforman un escenario perfecto para buscar y ¡hallar! seres mitológicos de la Asturias más encantadora, como el trasgu, la xana... Perderse por sus senderos resulta una experiencia atractiva y refrescante.
Casas marineras, corredores, callejuelas y plazuelas. Un escenario perfecto para imaginar cómo era la vida de los pescadores en el Gijón de antaño. Los playos, como se llama a los habitantes de este popular barrio gijonés, continúan transmitiendo su espíritu marinero al visitante. Es esencial dejarse caer por allí al atardecer para admirar, con una botella de sidra y unas sardinas, la puesta de sol desde la llamada Cuesta del Cholo, o desde el Tránsito de las Ballenas, que alude a la pesca de las mismas en el antiguo puerto de Gijón. También es visita obligada la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, erigida en el siglo XVII y sede del Gremio de Mareantes.
Gijón luce sus mejores galas urbanas en las calles centrales y peatonales: Corrida, Instituto, San Bernardo, Paseo de Begoña, Plaza del Parchís... adornadas por soberbios edificios de estilo Modernista y Art Nouveau. Son auténticas joyas del inicio del siglo XX, realizadas cuando Gijón vivía los años de esplendor por la construcción del puerto del Musel y su economía se veía favorecida por la intensificación de las relaciones comerciales con el resto del mundo a través de dicho puerto granelero, uno de los más importantes del norte de España.
Que Gijón es una ciudad abierta y se deja conocer muy bien es un hecho evidente y constatable a través de la infinidad de espacios abiertos en forma de parques y paseos que posee. Una de las mejores maneras de conocer Gijón es caminando a través de la Senda del Cervigón que parte de la plaza Campo Valdés, en el inicio de la playa de San Lorenzo, y llega hasta la playa de La Ñora (una de las diez playas que tiene Gijón, entre las urbanas y las de la zona rural). Son casi 9 kilómetros de cómodo recorrido en el que se pueden admirar conjuntos escultóricos, como el de la famosa Madre del emigrante, o playas recónditas, como las del Rinconín, Estaño o La Ñora.
Variados y de gran calidad, por citar algunos ejemplos, los de pintura: el de Evaristo Valle (una fundación ubicada en una impresionante quinta del señorial barrio de Somió) o el de Nicanor Piñole, en pleno centro urbano. Etnográficos, como el Muséu del Pueblu d’Asturies, esencial para conocer la historia y la etnografía de Asturias, que además alberga el espectacular Museo de la Gaita. Otras opciones son los arqueológicos: la Villa Romana de Veranes (a las afueras de Gijón), las Termas Romanas o los castros de la Campa Torres. Otra sugerencia más vanguardista sería la de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial.
Gijón es el municipio de Asturias que más número de llagares (donde se elabora la sidra) tiene. Más de veinte en todo el concejo. Por ello se ha creado la Ruta de la Sidra para que locales y visitantes conozcan mejor y de una manera organizada lo que son las pumaraes o explotaciones de manzanos, la recogida de la manzana y el proceso de elaboración de la sidra, con la mayanza (prensado de la manzana) y la prueba de la sidra, directamente del tonel. ¡No se puede pedir más!
Gijón es una de las capitales de España con más número de pastelerías y con más solera. Las especialidades son infinitas: la tarta Charlota, la tartaleta Rey Silo, los pelayos y el helado de arroz con leche son solo algunas de ellas. Para organizarse bien y no perderse entre tanta dulzura está la opción de la promoción Gijón goloso, que a partir de 7 euros ofrece degustaciones en las confiterías adscritas, todas ellas de máxima calidad.
Dibus y Deabus / photo on flickr
El estadio del Real Sporting de Gijón, El Molinón, es el más antiguo de España. Desde hace pocos años se puede conocer su interior, sus entrañas, a través de un tour que muestra todos los puntos esenciales y rincones desconocidos de este gran coloso del fútbol. Su túnel de salida al campo, vestuarios, el terreno de juego, la sala de prensa, el interesante Museo del Real Sporting y la sala de trofeos no tendrán secretos para quienes soliciten una visita guiada.
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Gijón, ciudad paradisíaca para los deportistas, se presta a disfrutarla de otra manera, practicando actividades tan apasionantes como rutas a caballo por su entorno rural, sobrevolar su espectacular costa en globo o parapente, surfear sobre las bravas olas del Cantábrico, practicar el paddle-surf en la playa de San Lorenzo o el swing en cualquiera de sus cuatro campos de golf, o rapelar (descender) por los vertiginosos acantilados de su rasa costera, entre otras irresistibles posibilidades.
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Aprovechando la proximidad del Cantábrico, Gijón posee un precioso y moderno equipamiento de talasoterapia en las proximidades de las playas de Poniente y Arbeyal, muy cerca del puerto deportivo. En él, tanto personas individuales como familias pueden disfrutar a lo largo de todo el año de sus distintas áreas: Talasso, parque lúdico acuático y área Sport, pensada para los más deportistas.
Gijón es arena y hierba. Sus zonas verdes se extienden tanto por la ciudad como por su extensa zona rural, recorrida, a su vez, por innumerables y deliciosas sendas. Tanto a pie como en bici o a caballo, las opciones son muy variadas, con entornos dignos de ser escenarios de leyendas mágicas de la Asturias más mitológica. Por ejemplo, la senda del río Nora, que recorre senderos jalonados por antiguos molinos, en los que los bosques sorprenden por sus mullidos suelos y especies autóctonas. El río Peñafrancia también origina otra preciosa senda en la que convive el patrimonio histórico-artístico-etnográfico y una muy peculiar vegetación de ribera. Como Vía Verde, Gijón ofrece lo que era el antiguo trazado del tren minero que conectaba la mina de La Camocha con Veriña, a través de la cual se pueden admirar las típicas casonas asturianas, las quintanas y recoletas iglesias rurales. Aunando una serie de rutas fluviales se encuentra la senda fluvial del río Piles, que conecta el antiguo estuario del río hasta la pedanía de Vega y el poblado minero de La Camocha. Y, por último, la ya mencionada Senda del Cervigón, conocida también como la senda costera oriental, conduce hasta la playa de La Ñora.
Dos de las citas con más trayectoria y convocatoria dentro de la oferta cultural y musical de Gijón son el Festival de Jazz, que se celebra del 9 al 12 de noviembre, y el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX), del 17 al 25 de noviembre.
Festival Internacional de Cine de Xixón
Su origen se remonta al año 1963. El Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) es un referente en toda España y desde su reinvención cuenta con un reconocido prestigio en el sector del cine independiente. Es una cita a la que acuden como invitados prestigiosos profesionales del cine independiente a nivel mundial y a la que se van incorporando nuevos géneros como los largometrajes de animación o la sección de filmes fantásticos y de terror. Durante los días de celebración se llevan a cabo, igualmente, un sinfín de eventos relacionados con la proyección de las películas: coloquios, exposiciones, conciertos...
Hace 41 años que se celebra este prestigioso festival de jazz, al que acuden reputadas figuras de este género musical a nivel nacional e internacional. El festival tiene también, aparte de sus destacados conciertos, una jornada didáctica dirigida a la familia, en la que se muestra al jazz como un tipo de música que sirve para expresar las emociones.
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